Seis bodegas y seis lugares de interés, cruzando cinco provincias en Castilla y León

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Cortesía de: Carmen Cespedosa

El Duero ha tenido y tiene un papel fundamental en la historia de España. Hace siglos marcó la línea fronteriza en la Reconquista, de ahí que parte de sus conjuntos históricos artísticos, incluida la construcción de un buen número de castillos y grandes monasterios, haya condicionado el devenir de los pueblos que lo abrazan. En tiempos más recientes sus riberas han acogido decenas de bodegas y una docena de denominaciones de origen que en conjunto, suponen las más importantes del país y de Europa.

Compartido con Portugal, el 80% de su trazado transcurre en Castilla y León, y recorre cinco provincias: Soria, Burgos, Valladolid, Zamora y Salamanca. Su recorrido permite al viajero atravesar espacios naturales creados por la acción natural de su curso y convertidos en reservas medioambientales de gran importancia. Al mismo tiempo, el Duero riega los viñedos de las comarcas vitivinícolas más afamadas del sur de Europa y es el marco idóneo para las actividades del turismo acuático con cruceros por el río y práctica de deportes en los numerosos embalses construidos a lo largo de su cauce. El 14 de diciembre de 2001, la región vitícola del Alto Duero, que cubre gran parte de su recorrido por Portugal, y donde se cultivan las cepas del vino de Oporto, fue catalogada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en la categoría de paisaje cultural.

Aunque desde siempre en sus orillas ha crecido el cereal, sin duda lo que es hoy su principal riqueza es la elaboración del vino y la proliferación de viñedos, bodegas y todo lo que el enoturismo promueve –sólo la D.O. Ribera del Ruedo acoge a más de 300 bodegas–. La Junta de Castilla y León acaba de organizar la segunda edición del Congreso internacional Duero Wine Fest 2021 que ha tenido lugar en Valladolid y un recorrido por algunas de las bodegas que tienen al Duero como protagonista.

Aunque bordeando el Duero se encuentran algunas de las bodegas más prestigiosas del país como Vega Sicilia, Pesquera, Arzuaga, Protos, Emilio Moro, Javier Sanz, Emina, Yllera, Pagos del Rey, Eguren... y en las ciudades de Soria, Burgos, Valladolid, Zamora y Salamanca hay un patrimonio cultural y artístico impresionante y en sus cercanías paisajes y naturaleza desbordante, en esta ocasión nos centraremos en viñas y bodegas meritorias aunque no con tanto renombre y lugares que vale pena visitar y disfrutar. Son seis bodegas y otros tantos lugares de interés que justifican con creces el viaje.

1. Dominio de Atauta, una botella de 230€. 

Cuando ya lleva recorridos 50 kilómetros desde su nacimiento en Pico de Urbión en Soria, el Duero llega a la localidad de Atauta, a unos 1000 metros de altitud, al comienzo de la D. O. Ribera del Duero, en un valle único que constituye una auténtica joya enológica y etnográfica. En este enclave tan singular se descuelga, literalmente, Bodegas Dominio de Atauta con el propósito de reflejar en sus vinos todas las peculiaridades que es capaz de ofrecer la variedad Tinto Fino de viñas con más de un siglo de antigüedad. Los suelos calcáreos aportan mineralidad a la uva y la altitud hacen que madure más lentamente. Dominio de Atauta gestiona más de 500 parcelas en el valle donde se desarrolla una viticultura en la que solo se utilizan productos orgánicos respetuosos con el medio ambiente y realizando los trabajos a mano de la forma más sostenible posible. La estrella de sus vinos es, sin duda, Dominio de Atauta La Roza, de color cereza picota, sensación de perfume intenso y balsámico, que nos transporta al claro de bosque de donde viene, tomillo limonero y lavanda salvaje se mezclan con los aromas frutales de fruta roja madura. Una calidad fuera de lo común y una personalidad única de la Ribera del Duero que puede que justifique que una de sus botellas cueste en bodega 230,15€. 

1.- Descubrir el espectacular Cañón del Río Lobos. 

A poco más de media hora de la bodega se encuentra el Parque Natural Cañón del Río Lobos y de camino se puede visitar El Burgo de Osma, con su concentración de arquitectura y arte que va desde sus huellas romanas a las joyas del siglo XVIII. El Parque Natural Cañón del Río Lobos, ubicado en las provincia de Soria y Burgos, está considerado como uno de los paisajes más bellos de España, sobre todo en otoño, por la espectacularidad de su relieve, un singular espacio sobre el eje de un profundo cañón de escarpados farallones, una magnífica reserva natural con bellos paisajes esculpidos a lo largo del tiempo por las aguas del río Lobos. Destacan extensos bosques de sabinas y pino laricio, además de su riqueza en fauna, destacando las parejas de buitres leonados, siendo importante reserva de esta especie, águilas reales, alimoches y halcones. Entre los mamíferos abundan los corzos, jabalíes, ardillas, nutrias, tejones y gatos monteses. Vale la pena intentar visitar –no siempre se puede ya que depende del obispado de Osma– la esotérica ermita templaria de San Bartolomé, templo románico del siglo XII que se levanta al abrigo de las paredes del cañón y junto a las aguas tranquilas del río. 

2.- Un gran blanco en Cillar de Silos. 

Desde hace mil años, Quintana del Pidio (Burgos) ha sido una villa de la Ribera de Duero que ha suministrado vino a caballeros, abades y guerreros castellanos. Sus viñedos han alimentado misterios, gestas y leyendas. Para ellos la única manera de rescatar los valores tradicionales, era reconquistando el pasado. Por eso rehabilitaron un histórico barrio de bodegas del siglo XVI, cinco bodegas y lagares subterráneos que conforman uno de los lugares de elaboración del vino más antiguos de España. Así nació la vecina bodega Cillar de Silos, en homenaje al monje (el cillero) que se encargaba históricamente de la intendencia en el Monasterio de Silos. Crían todos sus vinos a 18 metros bajo tierra fermentados en contenedores de cemento y envejecidos en barricas de roble francés. Se elaboran tres variedades de edición limitada: tinto, blanco Albillo y rosado que proceden de pequeñas parcelas de viñedos de hasta 100 años de antigüedad. Precisamente el blanco Albillo es una novedad ya que hace muy poco que esta variedad está bajo el auspicio de la DO Ribera del Duero, en lo que ya se ha dado en llamar la nueva Ribera Blanca. 

2.- Aranda de Duero, Ciudad Europea del Vino 2020. 

A solo 15 minutos de las bodegas está Aranda de Duero, la capital burgalesa de la Ribera del Duero. Sobre sus entrañas descansa uno de los mayores conjuntos de bodegas subterráneas de la región con 7 kilómetros de extensión, una ciudad bajo tierra recuerdo de la actividad vinícola de la villa que hoy continúa desarrollándose. Por su muchos méritos fue declarada en 2020 Ciudad Europea del Vino por RECEVIN (Red de Ciudades Europeas del Vino). Su relación con el vino también queda de manifiesto en el Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino (CIAVIN), su Bodega de las Ánimas se ha concebido como espacio museístico en el cual a través de la recreación de diferentes escenas ayuda a comprender y valorar, el trabajo que se realizaba en otras épocas para elaborar y producir el vino. Del conjunto monumental de Aranda de Duero destaca la iglesia de Santa María la Real, cuya fachada sur está concebida a modo de grandioso retablo en el que se incluyen escenas en relieve de la Adoración de los Magos, y la iglesia de San Juan Bautista. El Palacio de los Verdugo es una de las muestras de la arquitectura civil arandina, que se une a la Plaza Mayor y al puente medieval de las Tenerías sobre el río Bañuelos.

3.- Dehesa de los Canónigos, joya de la "Milla de Oro"

  La personalidad de Dehesa de los Canónigos nace del amor por la tierra y las uvas y del cuidado minucioso de la calidad de sus vinos, lo  que les otorga un carácter señorial. La primera premisa es poner especial cuidado en la calidad de sus uvas, respetando al máximo su potencial primario y es a partir de esto cuando se decide el proceso de elaboración que junto a un controlado afinamiento en barrica permita percibir en sus vinos un gran potencial de aromas y sabores. El esfuerzo y dedicación de la familia Sanz-Cid durante más de cuarenta años, ha logrado que Dehesa de los Canónigos albergue setenta hectáreas de viñedo que rodean la bodega, y se prolongan hasta el rio Duero, cuyas aguas marcan el límite de la finca. La bodega es una de las joyas de la llamada “Milla de Oro” de Ribera del Duero. La variedad predominante es la Tempranillo, un clon de la Tinta Fina, otras variedades minoritarias son la Merlot, Cabernet Sauvignon y la variedad blanca Albillo. La visita a sus instalaciones tiene el nombre de Camino a Solideo, paseando por el viñedo, el camino que recorren sus valiosas uvas desde la vendimia, pasando por las naves de elaboración y crianza hasta la botella seguido de un espectáculo visual realizado por el artista conceptual Raúl Mejías con motivo del 25 aniversario de la bodega. Vale la pena la visita solo por contemplar este original espectáculo realizando efímeros dibujos con tierra. Con suerte se puede disfrutar de un aperitivo con brochetas de cordero lechal al fuego de sarmientos. 

3.- Tiempo de relajo en el Balneario de Olmedo. 

En menos de una hora, se llega desde la bodega al Hotel Castilla Termal Balneario de Olmedo, un tiempo para el relajo y la salud. Levantado sobre las ruinas del antiguo convento de Sancti Spiritus del siglo XII, el Balneario de Olmedo, es un complejo termal de 4 estrellas compuesto por 3 edificios que combina la singularidad del antiguo convento mudéjar con dos modernas edificaciones totalmente integradas. Entre sus instalaciones hay baños de vapor, chorros a presión, hidromasaje y burbujas, lodos, parafangos, ducha circular, inhalaciones, aerosoles, masajes bajo ducha, masaje manual, gimnasio, centro de estética, UVA y solarium. Además el Claustro Termal es un complejo termolúdico compuesto por dos piscinas activas, y el Patio Mudejar: zona de contrastes con saunas a diferentes temperaturas, pozas de agua, duchas bitérmicas, hammam y sala de reposo con chimenea natural. El hotel ofrece 82 elegantes y cómodas habitaciones. Cuesta trabajo salir de este paraíso pero no está mal dar un paseo por la villa de Olmedo, es recorrer nuestro pasado e historia gracias a su gran patrimonio histórico-artístico, cultural y gastronómico. Considerada la “Capital del Mudéjar Castellano” es conocida como la de los "Siete Sietes", ya que posee: siete iglesias y siete conventos, siete plazas y siete fuentes, siete entradas a través de sus siete arcos y siete pueblos dentro de su alfoz con siete casas de realengo. 

4.- De Alberto, vino en damajuana bajo el sol. 

Bodegas de Alberto es actualmente el único elaborador tradicional del Dorado de Rueda, bajo el exclusivo método de crianza oxidativa en damajuanas expuestas al sol y posterior envejecimiento en soleras, conservando la madre de más de 70 años. Es un método tradicional que la familia Gutiérrez ha mantenido de forma ininterrumpida desde los años 40 y transmitida de generación en generación. En pleno corazón de Castilla y León y de la DO Rueda, Bodegas De Alberto se sitúa en una antigua casa de labranza fundada por la orden religiosa de los Dominicos en el siglo XVII, donde se mantiene desde hace más de 350 años el viejo arte de hacer vino, acumulando el saber hacer de varias generaciones e incorporando, con el tiempo, los más modernos sistemas de elaboración para satisfacer a unos clientes que hoy se reparten por todo el mundo. A través de las galerías subterráneas y las grandes bóvedas de cañón hechas de ladrillo, que recorren en más de un kilómetro de longitud el subsuelo de Serrada, se descubre la memoria habitada de la bodega, mantenida viva de forma ininterrumpida durante más de tres siglos. Su joya es el De Alberto Dorado, 100 % Verdejo D.O. Rueda. Color dorado brillante con reflejos de oro antiguo. Aroma intenso con toques de frutos secos ligeramente tostados. En boca es muy largo y expresivo, con notas de vainilla y pasas y un final muy persistente. 

4.- Por tierras de Isabel la Católica. 

En la Ruta del Vino de Rueda, en la que Bodegas de Alberto es una escala imprescindible, no faltan los lugares vinculados a Isabel la Católica. En Madrigal de las Altas Torres nació y vivió su infancia la reina Isabel I de Castilla. Madrigal aún conserva numerosos monumentos que nos hablan de su rico pasado: un palacio real, cuatro iglesias, dos conventos, el real hospital, la muralla con sus cuatro puertas y sus casas palaciegas y solariegas. No muy lejos, se descubre una de las panorámicas más impresionantes del río Duero a su llegada a Tordesillas. Desde el puente, que precisamente contribuyó a dar origen al asentamiento de este pueblo, se divisa la belleza de la línea fluvial. Cruce de caminos, de origen en la Edad Media, es célebre por el famoso Tratado que allí se firmo y que dividió el mundo entre España y Portugal. También allí vivió su encierro de ¡46 años! su hija Juana la Loca. Tampoco está lejos Medina del Campo, donde la reina murió. Hay que admirar el Castillo de la Mota, la Colegiata que preside su gigantesca Plaza Mayor, el Palacio Real Testamentario, el Palacio de los Dueñas, el Hospital de Simón Ruiz o la Casa de las Carnicerías. 

5.- Bodega Montepedroso y su “cata vertical”. 

Inaugurada en marzo de 2012, Finca Montepedroso es el último proyecto vinícola emprendido por Familia Martínez Bujanda, tras sus experiencias en Rioja y La Mancha. Una bodega vanguardista, dotada de las últimas tecnologías en la elaboración de vino blanco, donde se cultiva y produce un único vino, 100% Verdejo. Sigue la misma filosofía que el resto de bodegas del grupo: viñedos propios localizados en las mejores zonas vitivinícolas y una esmerada y cuidada elaboración. Localizada a 750 metros de altitud en la localidad de Rueda, cuenta con 25 hectáreas de viñedos que rodean la bodega, un edificio bajo y transparente ubicado sobre la meseta. Es un proyecto contemporáneo, hecho de hormigón, cristal y ladrillo, materiales clásicos en Rueda y perfectamente integrado con el paisaje. Una de sus experiencias originales es la llamada “cata vertical” con vinos que comienzan en 2010 y llegan hasta la última cosecha, de este forma se aprecia su evolución a través de los años. Entre ellos destaca el Montepedroso 2017 Enoteca, de una añada marcada por una merma muy importante de cosecha pero de vinos de gran concentración aromática y gustativa. 

5.- Del Buen Amor, un castillo para ti solo. 

La Posada Real Castillo del Buen Amor es un castillo del siglo XV, situado a poco más de una hora de la bodega, un lugar perfecto para el descanso en un

 espacio vinculado a la historia. Ha sido cuidadosamente restaurado conservando toda la estructura y muchos de los elementos originales que han perdurado durante siglos y ofrece magníficas vistas al campo, piscina al aire libre, zonas de estar y biblioteca. Las habitaciones del hotel dan al patio central del castillo o a los prados de los alrededores. El castillo es uno de los muchos que dieron nombre a la región y se encuentra a 27 km. al norte de la antigua ciudad universitaria de Salamanca. Este característico castillo fue hogar de la nobleza de la zona y es patrimonio histórico artístico desde 1931. En la actualidad, se puede cenar en las antiguas mazmorras o pasear por los hermosos jardines de los alrededores. La leyenda cuenta que el nombre del castillo proviene de uno de sus antiguos propietarios, el obispo de Santiago, que se alojó allí con su amante secreta hasta que la iglesia les expulsó. Se dice que la pareja ahora ronda el castillo y algunos dicen que la han visto. 

6.- Bodega el Hato y el Garabato, apoyar el tesón. 

No es una gran bodega, ni hace grandes vinos, sus viñas son viejas y desparramadas con solo 8 hectáreas en 20 parcelas y su DO es Arribes del Duero, apenas conocida y con sólo 272 has, es decir toda la DO es más pequeña que muchas de las bodegas más comerciales a nivel nacional. Pero el entusiasmo que ponen en HG, el Hato y el Garabato, o sea José Manuel Beneitez, su mujer Liliana Fernández y su socio Luisfer Cabrero merecen todo el apoyo. Sus viñas son pequeñísimas porque no se plantaron pensando en grandes bodegas sino con la función de hacer vino para cada familia, las trabajan en ecológico, por convicción y porque no les parece que tenga sentido hacerlo de otra forma, ¿para qué van a utilizar fertilizantes, herbicidas o insecticidas cuando la estructura de las viñas, su edad y la climatología las protegen? Son diversos los suelos, desde viñas en el borde de la DO en terrenos arcillosos, más frescos y duros de trabajar, viñas en penillanura en arenas graníticas y viñas en el cañón con suelos de esquistos y pizarras. Las altitudes van desde los 700/800 metros en la penillanura a los poco más de 300 en el cañón y sobre todo son diversas, muy diversas las variedades, con uvas autóctonas como la Juan García, Bruñal, Bastardo, Tinto Geromo o Mandón en tintas y Doña Blanca y Puesta en Cruz en blancas. 

6.- Arribes del Duero, frontera líquida con Portugal. 

En el oeste de Zamora y Salamanca, donde el Duero se hace frontera con Portugal y se encajona formando los cañones más profundos y extensos –casi un centenar de kilómetros– de toda la Península Ibérica, se encuentra la comarca de Arribes del Duero, un espacio natural privilegiado en el que destacan la belleza agreste de su paisaje granítico y una rica y variada fauna y flora. El Crucero ambiental Arribes del Duero es un navío-aula de la Estación Biológica Internacional que se adentra en un tramo importante del Parque, tanto por la verticalidad de sus acantilados, como por el gran número de proyectos ambientales desarrollados en cooperación hispano-lusa. El Crucero incluye una cubierta acristalada y climatizada para 120 personas, dos terrazas con capacidad para todo el pasaje, una degustación de vinos de Oporto y exhibición interactiva con fauna al final del recorrido. Una experiencia que no hay que perderse. La salida y el regreso se realiza desde Miranda do Douro, por lo que a la verticalidad de este “Grand Cayon Europeo”, se suma el atractivo de esta ciudad fronteriza, su excelente gastronomía y equipamiento hotelero, así como su zona de compras y casco histórico-monumental. 

Texto: Enrique Sancho
Fotos: Carmen Cespedosa


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