Tras la presencia del COVID-19 y durante los primeros seis meses de este año, las llegadas de turistas internacionales a nivel global se redujeron en más de la mitad y podrían llegar a un 78% menos en este 2020, según datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT), la cual indica además que se han perdido aproximadamente 320.000 millones de dólares en ingresos por turismo en el mundo.
Por su parte el informe “Medidas de recuperación del sector turístico en América Latina y el Caribe: una oportunidad para promover la sostenibilidad y la resiliencia”, de la Comisión Regional de las Naciones Unidas, demuestra que el turismo es un generador clave de divisas, ingresos y empleo en toda la región.
Al 2019 el turismo representó el 42% de las exportaciones totales en el Caribe y un 10% en América Latina, mientras que la economía del turismo, que incluye tanto el turismo como todos los sectores que dependen de él, representó el 26% del PIB total en el Caribe y el 10% en América Latina, abarcando además el 35% del empleo en el Caribe y el 10% en América Latina.
El estudio agrega que un escenario del impacto muestra que la caída del turismo podría llevar a una disminución del crecimiento del PIB total en el Caribe de 8 puntos porcentuales y 1 punto porcentual en América Latina respectivamente, mientras que el empleo total podría disminuir 9 puntos porcentuales en el Caribe y 2 puntos porcentuales en América Latina.
La crisis ha conmocionado a las economías de los países desarrollados, sin embargo para los países en desarrollo, como lo es Costa Rica, esta situación constituye una emergencia de importancia. Datos de la empresa Consejeros Económicos y Financieros, S.A. (CEFSA), indican que al finalizar el 2020, el país podría llegar a un 48% en la disminución de empleos, y se habrían pérdidas de hasta $2500 millones.
Sin embargo, y a pesar de las afectaciones, el sector turismo ha comenzado a salir de su modo de hibernación. De hecho, la OMT predice que para el segundo semestre del 2021 se comenzarán a regularizar las actividades turísticas, por lo que toda organización relacionada a este sector debe preparar un plan para retomar una actividad lo más parecida posible a la realidad antes de la pandemia.
Los retos para el turismo suponen no solo retos financieros, sino además la aplicación de estrategias innovadoras que den paso a nuevas oportunidades de negocio, que sean además equivalentes a las exigencias de los viajeros.
¿Cómo se ha de transformar el turismo con la nueva realidad?
Las medidas de recuperación para la actividad turística, deberán aumentar la diversificación del sector y su sostenibilidad social y ambiental, pero además tendrán que lidiar con un cliente más exigente y responsable con su entorno, utilizando como mejor opción el apego al mundo digital.
Según la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER), en el 2019 el 45% del total de las exportaciones costarricenses correspondieron al sector servicios, alcanzando los $9.503 millones (5% más con respecto al 2018). La participación del subsector viajes es la principal de las exportaciones de servicios con un 42% del total exportado, y un crecimiento promedio anual de 4% para el periodo 2017-2019.
Las exportaciones de este subsector incluyen los servicios prestados a los turistas como ocio, salud y educación, razón por la cual, las empresas deberán mantenerse a la vanguardia de los cambios que los turistas de diferentes ámbitos esperan en sus experiencias de viaje.
Mediante un webinar sobre las Perspectivas post-COVID en el sector turístico, por parte de PROCOMER, se destacó a la innovación y a un mayor uso de la tecnología como elementos imprescindibles reposicionar a Costa Rica como destino turístico en la mente del consumidor.
Durante la actividad Gloria Guevara, Presidenta y CEO de World Travel & Tourism Council (WTTC), resaltó que el sector turismo es uno de los más sofisticados tecnológicamente, y por lo que se deberá estar atento a las exigencias de calidad, seguridad y transparencia que requerirán los clientes con mayor fuerza aún después del COVID-19. “Es un consumidor más demandante, más exigente que requerirá un uso más fácil de la tecnología, lo que dará paso a una aceleración de lo que ya se venía produciendo”.
La presidenta destacó además que existirán peticiones diferentes, de transparencia, personalización de la oferta, de mayor flexibilidad de esa oferta para permitir cambios y cancelaciones, entre otros temas, por lo que será clave la búsqueda de sinergias y de un valor agregado a los servicios turísticos que se ofrecen, con un mayor uso de tecnología.