Karen Retana Barboza
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Enclavado en la Península de Nicoya y rodeado por una exuberante vegetación se encuentra Casa Chameleon Mal País, un destino de relajación para disfrutar en pareja.
El hotel boutique se encuentra en un paraíso para convivir con la naturaleza y compartir en la privacidad que ofrecen cada una de sus villas.
Las habitaciones se encuentran integradas con la naturaleza, al estar resguardadas por la variedad de árboles y especies de animales que se mueven en sus copas, muchas de ellas ocultas o solo percibidas por sus sonidos.
Cada una de las 10 villas posee un área de terraza provista de varias amenidades como una hamaca, muebles de exteriores, así como una piscina privada con cascada de pared. Mientras se disfruta de la piscina se puede apreciar una vista espectacular hacia el océano.
La sensación de estar inmerso en la vegetación se percibe en cada uno de los espacios. La habitación cuenta con puertas abatibles que se abren como un gran telón listo para mostrar un espectáculo que te desconecta del día a día y te transporta a un lugar de plenitud, libertad y tranquilidad.
No en vano, Casa Chameleon se encuentra en una Zona Azul, aquellos destinos donde las personas viven más tiempo. En ese sentido, el hotel boutique contribuye con ese buen vivir gracias a su atmósfera que combina la naturaleza y las comodidades.
Bajo el lema, “Platillos auténticos, sabores inolvidables”, Casa Chameleon Mal País busca seducir a sus clientes con su gastronomía en su restaurante Brasas del Mar, cuya oferta se caracteriza por el uso de ingredientes frescos, saludables y de origen local.
Y fuera del hotel también hay mucho que explorar, ya que se pueden realizar diversas actividades que van desde el buceo y el surf hasta recorridos en vehículos todoterreno o en canopy por las copas de los árboles en una propiedad llena de más de 200 especies diferentes de árboles.