- El Hotel se encuentra inmerso en una propiedad de 600 hectáreas de bosque tropical con vistas tanto al volcán como al Lago Arenal.
Por Karen Retana Barboza
Después de largos meses de encierro y forzado distanciamiento, la ilusión de alistar maletas y regresar después de mucho tiempo a la Zona Norte llenó de ilusión a mi familia.
Ni el tránsito, ni las horas de viaje mermaron las ganas de volver al Arenal Lodge. Ahí estaba tal como lo recordaba, nada había cambiado de ese hermoso lugar donde podía volver a respirar y sentirme más que libre.
Durante un fin de semana 600 hectáreas estaban ahí para nosotros. Sin duda nos faltó tiempo para recorrer todo ese verdor que estaba rendido a nuestros pies, dispuesto a hacer nuestra estadía inolvidable.
De nuevo mis hijos corrieron libremente a través de los senderos, jugamos en la piscina, volvimos a explorar, a conocer y a descifrar los sonidos que brotaban de ese extenso bosque tropical. Por primera vez, los cinco caminamos juntos, incluso Max nuestro perro salchicha de cinco meses se sumó a la aventura.
Coleccionamos nuevas experiencias. Sebastián de 6 años, sin titubear decidió hacer junto a mí la cabalgata. Los dos compartimos montura y tuvimos la oportunidad de deleitarnos con el paisaje.
La ubicación del hotel ofrece un magnífico panorama del Volcán Arenal, una impresionante vista del Lago Arenal y por si fuera poco contemplamos a lo lejos la frontera con Nicaragua y las montañas de Monteverde. Nuestro recorrido también estuvo acompañado de anécdotas, fotografías y la calidez que nos hizo olvidar todo lo vivido estos meses atrás.
Acá experimentamos una grata sensación de llegar a un lugar donde te reciben con los brazos abiertos, donde sus propietarios te atienden, conversan y comparten. Aquí las mascarillas no logran ocultar la sonrisa, amabilidad y sobre todo el profundo agradecimiento por haberlos escogido.
El Hotel es el lugar perfecto para las familias, pero también para aquellas parejas que buscan un contacto real con la naturaleza y la comodidad; con el plus que reciben con cariño y atención a las mascotas.
Actualmente, el Hotel cuenta con diferentes tipos de opciones de hospedaje desde habitaciones estándar, hasta suites(junior, master y familiares), así como chalets, estratégicamente ubicados al ofrecer una impresionante vista al volcán.
Además de los senderos, posee un jardín de mariposas, jacuzzi, sala de juegos para niños, parque infantil, centro de fitness y sala de vapor, entre otras actividades.
Otro aspecto a destacar es su gastronomía que complace todos los paladares. Disfrutamos mucho cada uno de los platillos, así como contemplar a través de los amplios ventanales del restaurante, los atardeceres, el arcoíris que apareció después de la lluvia, o bien observar cómo las nubes daban paso para permitirnos apreciar la majestuosidad del Arenal.
Nuestro tiempo en el hotel fue corto, pero logramos llevar con nosotros esa energía y buena vibra que tanto necesitamos para volver a la ciudad. Llegamos con ilusión y salimos con esperanza.