El legado religioso del Perú incidió en su reconocida gastronomía. Hacia los siglos XVII y XVIII el ingenio se apoderó de sabores y aromas que han dejado en nuestros días historias milenarias y tradición. Así, numerosas recetas hacen parte de preparaciones que los visitantes descubren durante su estadía. Por ello, la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo, PROMPERÚ, hace un breve recorrido histórico y religioso de algunos platos:
-Sopa teóloga: En la ciudad de Trujillo este plato se prepara especialmente durante Semana Santa, tradicionalmente en el distrito de Moche. Se trata de una sopa hecha con carne de res, gallina y queso, entre otros ingredientes. Su nombre se da gracias a que se preparaba en conventos y formaba parte de los banquetes ofrecidos por los frailes dominicos a sus invitados hacia el año 1896.
-Bacalao con malarrabia: Platillo popular al inicio de la cuaresma y en Semana Santa. Su preparación se realiza en el norte del Perú, en la ciudad de Piura, con carne molida, queso y bacalao. Se consume tradicionalmente a la hora del almuerzo y, mientras se degusta, se suele escuchar el Sermón de las Siete Palabras.
-Guagua de pan: La creatividad repostera se evidencia en este pan relleno de chocolate, nueces o pasas y con la particularidad de que tiene forma de bebé. También se puede encontrar en formas de caballo, estrella u otros. Este es popular durante noviembre, mes en el que se celebra el Día de Todos los Santos. Entre las costumbres más conocidas, se encuentra el Bautizo de las Guaguas, celebración en la que una persona obsequia una guagua a un amigo y este es el encargado de seleccionar los invitados de familia y amistades para organizar una ceremonia que comparte comida, bebidas y la guagua bautizada. Esta práctica fortalece lazos afectivos entre amigos y familia peruanos de la ciudad de Arequipa.
-Turrón de Doña Pepa: Este famoso dulce hace mención a su creadora: Josefa Marmanillo, quien vivió en el siglo XVIII. Dice la historia que Josefa sufría de una parálisis en los brazos que le impedía trabajar. Por esto viajó a Lima motivada por los milagros que realizaba el Cristo de Pachacamilla, llamado hoy en día Señor de los Milagros. Tras su recuperación, la mujer preparó este dulce como una ofrenda, que luego entregó a los feligreses durante la procesión del Señor de los Milagros, tradición que siguió durante generaciones. Este dulce es popular entre los limeños en el mes de octubre.
Estas son algunas historias de la gastronomía religiosa del Perú que surgieron de los conventos que, además de ser hermosas obras arquitectónicas, fueron también escuelas culinarias.
Numerosas historias acompañan los platos que, de forma paulatina, se incorporaron al acervo de la gastronomía peruana. Tanto así que el Perú ha sido merecedor durante seis años consecutivos del World Travel Awards (WTA) en la categoría de Mejor Destino Culinario del Mundo.