Ubicado a 70 kilómetros de San Salvador, Nahuizalco atrae año con año a más de un millón de visitantes, el destino forma parte de la Ruta de Las Flores y se convirtió en la punta de lanza para la promoción turística de dicho país en España, siendo la Feria Internacional del Turismo (FITUR), su principal vitrina.
“Nahuilzalco tiene historias preciosas desde la colonia y toda la zona que comprende la Ruta de las Flores, incluyendo otros pueblos los cuales están ligados a esta riqueza cultural e histórica que envuelve la belleza del país”, sostuvo José Napoleón Duarte, Ministro de Turismo, durante un evento de presentación del destino.
El concepto de Pueblos Vivos, a través de este pintoresco y prehispánico municipio pretende impulsar el turismo de experiencias, de costumbres y tradiciones, potenciado por sus fuertes raíces indígenas, su gastronomía típica, sus artesanías elaboradas con fibras naturales, así como sus celebraciones religiosas.
El Dr. Jorge Willer Patriz Castallena, alcalde de Nahuizalco dijo sentirse honrado de exponer la cultura y tradiciones del municipio, el cual alcanzó una visitación de 300 mil turistas en el último año. “Una característica que distingue al turismo en Nahuizalco es ser el único pueblo con un mercadito nocturno, donde se puede saborear una gastronomía variada, sabrosa y económica”, sostuvo su alcalde.
Los fines de semana por la noche, en el parque central se realizan actividades desarrolladas por artistas locales. En este mismo sitio se realizan también las ventas de artesanías, donde se puede comprar adornos y accesorios hechos con madera y mimbre.
Si se quiere conocer de la historia de esta municipio, una buena opción es visitar el Museo comunitario Nahuatl Pipil. El lugar cuenta con tres salas, una de ellas dedicada a la exhibición de piezas arqueológicas. En tiempo de cuaresma, ser testigo de procesiones y rituales religiosos propios de la época.
Oferta turística que expone el legado cultural
La Ruta de las Flores está comprendida por los departamentos de Sonsonate y Achupan; recorre seis pueblos: Tacuba, Concepción de Ataco, Apaneca, Juayúa, Salcoatitlán y Nahuizalco, los cuales forman parte de los Pueblos Vivos, ofreciendo muchas opciones para los turistas.
Tacuba: es el pueblo que está más alejado de San Salvador, a 116 kilómetros. Adentrándonos en sus atractivos tanto naturales, arquitectónicos y culturales, se encuentran las ruinas de su antigua iglesia, erigida en las primeras décadas de los años 1600 D.C. Otra actividad es la caminata tanto dentro del pueblo o en sus alrededores. A pocos minutos en automóvil se encuentra el Parque Nacional El Imposible, una de las joyas naturales más valiosas del país debido a su fauna y vegetación.
Concepción de Ataco: se caracteriza por sus calles empedradas y el colorido de sus casas y edificios coloniales. Comercia esculturas, adornos, tejidos, bordados, llaveros y velas de café. Celebran el Día de los Farolitos, en la víspera de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, tradición que permanece viva durante más de 200 años. Dentro de sus atractivos se encuentran las piscinas de Atzumpa (balneario de agua natural), La Cruz del Cielito Lindo (mirador del pueblo), Plaza Mirador Pío Pietrelcina y el Mirador Divina Providencia.
Apaneca: su nombre significa “Río de vientos”, y esto se debe a que el viento sopla con fuerza entre los meses de noviembre a marzo. Ofrece una variada oferta de actividades relacionadas con la naturaleza; dispone de hoteles, restaurantes, recorridos en vehículos buggy y canopy. Posee el laberinto más grande de Centroamérica, construido con plantas naturales. El sitio arqueológico Santa Leticia, tiene un área de 15 hectáreas con montículos, y terraza artificial.
Juayúa: es uno de los pueblos de mayor fama en la ruta. En él se ubica el río Monterrey, salto de la Lagunilla Azul, Los Chorros de la Calera, El Talquezal, La Laguna Seca o de Las Ranas, Laguna Verde, Cerro El Águila y El Pilón. Los religiosos plantaron una imagen similar al Cristo Negro de Esquipulas; a finales del siglo XVI se erigió la primera ermita de lo que sería la Iglesia de Santa Lucía; se trata de un centro de peregrinación para adorar la figura del renacido.
Salcoatitlán: es un pueblo precolombino donde se encuentran viveros, un mini zoológico, espacios para disfrutar un café con postre. En su parque central, tiene un mirador con vistas a la iglesia colonial “San Miguel Arcángel”. Los fines de semana se encuentra una variada oferta gastronómica muy típica con tamales de elote, de gallina, atoles. Su principal platillo es la yuca salcochada o frita acompañada de chicharrón.
Colabora en la nota Karen Retana, Periodista de Revista Viajes