Si es amante de la naturaleza y desea conocer varios de los paisajes más hermosos de la Sierra Andina, esta ruta ecológica es la adecuada.
Ileana Fernández y Silleny Sanabria Soto/Periodista
Ecuador es conocido como el país de los cuatro mundos. Las Islas Galápagos, la Costa Ecuatoriana, la Sierra y la Amazonía, llenan de especies únicas y endémicas a este exuberante destino.
Entre las riquezas más sobresalientes del país, son sus 84 volcanes extintos y activos que forman parte del Cinturón Volcánico de los Andes. Para conocer algunos de ellos, este país ha adoptado la estrategia turística de realizar la Ruta de los Volcanes en tren, la cual permite conocer una pequeña pero enriquecedora parte del entorno ecuatoriano.
Esta eco-ruta, brinda la oportunidad de conocer y de admirar desde el volcán activo más alto del mundo, El Cotopaxi, que significa “Cuello de Luna”; hasta conocer el punto más cercano al sol, el Chimborazo (Dios de hielo); pero además, penetra en atractivos culturales que representan los poblados aledaños, con sus haciendas, pastizales y diversos cultivos basados en el frijol, el maíz y la coliflor, por ejemplo.
El recorrido también ofrece la vista hacia bosques nublados, con distintas especies de flora y fauna habituales, y constituye un espectacular atractivo turístico, que se muestra en todo su esplendor entre los meses de junio y agosto.
El senderismo, el ciclismo, las cabalgatas, el canopy, la escalada y la observación de aves, conocer el Mirador El Colibrí (el ave emblemática de Quito), son parte de las actividades recreativas y de aventura que se pueden realizar en algunos lugares de esta ruta.
Tren de los volcanes
La aventura de un día, inicia a las 8:00 a.m. en la estación de Chimbacalle, en donde se parte hacia la “Avenida de los Volcanes”.
Aproximadamente 9 horas se necesitan para completar el paseo, en el que se logran apreciar 13 importantes elevaciones, entre ellas: Rumiñahui, Pasochoa, Corazón, El Cerro Atacazo, Guagua Pichincha y Ruco Pichincha, el Cayambe, y si se despeja el paisaje, se puede ver el Cotopaxi, que está dentro de la lista de los 277 sitios únicos internacionalmente, y el cual ha sido nominado para formar parte de las 7 maravillas naturales del mundo.
Durante el recorrido, los guías explican con detalle las características y bondades de cada zona, y las características de cada uno de los volcanes
Seguidamente se desciende a las “selvas de Panzaleo”, las cuales son conocidas por prestar madera para la construcción de las iglesias de Quito.
Tambillo es la primera parada que hace el tren, donde se llega aproximadamente a las 9:15 am, en este lugar y mayor parte del recorrido, se destaca por la cultura de los chagras, o bien, los campesinos de los Andes ecuatorianos que se dedican principalmente a las actividades ganaderas.
El Boliche (Área Nacional de Recreación), es la última parada del tren de los volcanes, que llega como a las 11:30 am. En este lugar se realiza una visita a la plaza artesanal, donde los habitantes ofrecen sus artesanías propias de lugar; este lugar además tiene el atractivo de poder realizar varios senderos, entre ellos el Sendero “Quishuar”, el cual tiene una distancia de 320 m y una duración aproximada de 30 minutos, donde el guía da conocer la variedad de flora y fauna propia del lugar, como por ejemplo el “chulco”, planta muy parecida al trébol, utilizada para prevenir la gripe y por último está la opción de ir al Mirador el Colibrí.
Luego de hacer la caminata y de conocer las maravillas de su entorno, se regresa al tren, aproximadamente la 1 p.m. , para el regreso, no sin antes hacer una parada en la Estación de Machachi, para disfrutar de un delicioso almuerzo. En Machachi, ofrecen varias opciones de lugares para todos los gustos y precios, entre ellos están: Hacienda El Rejo, Granja La Estación, entre otros, donde además de disfrutar de la gastronomía ecuatoriana, se pueden realizar visitas a la granja y cabalgatas a caballo.
A las 3:30 p.m. continúa el regreso a Quito, a la Estación Chimbacalle llegando aproximadamente a las 5:00 pm.
Con el recorrido, es fácil comprobar que tal y como los mismos ecuatorianos se describen, Ecuador es un país en donde su gente se alegra con detalles mínimos como la música, viven tranquilos en medio de volcanes y son afortunados de pertenecer a un país inmerso de riquezas naturales.