La metrópoli está rodeada de montañas y volcanes por explorar, cuenta con atractivos como lo es su Centro Histórico, el mejor conservado de América del Sur.
Karen Retana B/ Periodista
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Quito, capital del Ecuador, es una metrópoli a más de 2.800 metros sobre el nivel del mar, lo que la hace única y la segunda capital más alta; viviendo así la experiencia de estar en dos hemisferios al mismo tiempo.
Visitar Quito es sentir lo que significa el “Centro del Mundo”, ver la línea que divide el planeta en Norte y Sur, sentir la gravedad y el comportamiento del remolino del agua según el hemisferio en que se encuentre.
Esta metrópoli está hecha de valles, montañas y volcanes, lo que permite disfrutar vistas espectaculares, diversos microclimas y paisajes únicos en miradores naturales. Se puede llegar a la cima del Volcán Pichincha a través del teleférico, a más de 4.000 metros de altura.
Cuando anochece, la ciudad se pinta con millones de luces, mostrándote otro perfil, otros sonidos, otros paisajes.
Para visitar Quito el punto de arranca es su Centro Histórico, el mejor conservado y el más grande en América Latina, un impresionante Patrimonio Cultural de la Humanidad, declarado por la UNESCO en 1978.
El Centro de Quito es una joya histórica, arquitectónica y, sobre todo, cultural que cuenta con más de 130 edificios monumentales y 5.000 construcciones considerados como bienes patrimoniales. Es la increíble suma de sitios con vocación religiosa: monasterios, conventos, iglesias; con plazas públicas y otras edificaciones civiles, administrativas y políticas.
La riqueza histórica y cultural también es producto del impulso que sus habitantes le dieron a las artes religiosas desarrolladas en la Escuela Quiteña. De ella surgieron los escultores Bernardo de Legarda y Manuel Chili “Caspicara” y el pintor Miguel de Santiago, artistas que crearon piezas extraordinarias y una visión del mundo colonial. Hoy, es posible vivir esa experiencia a través de “Manos en La Ronda”, conociendo los oficios como la orfebrería, la sastrería, a los maestros sombrereros, cajoneros, cereros y jugueteros. Pocas ciudades en el mundo conservan tradiciones de artes y oficios como Quito.
Capital de los Congresos y Convenciones
Sus atractivos también se traducen en su arquitectura, desarrollo urbano y espacios de encuentro para los negocios. La ciudad es catalogada como el mejor destino turístico para la realización de congresos, convenciones, ferias y exposiciones en Sudamérica.
Un ejemplo es el Centro de Convenciones Metropolitano de Quito, obra premiada con la Certificación Internacional de Accesibilidad y Diseño Universal, único en la región.
Además sus edificios patrimoniales como el Centro de Arte Contemporáneo y el Centro de Convenciones Eugenio Espejo se fusionan con la modernidad y son cuna de importantes eventos y exposiciones nacionales e internacionales.
Quito también es una metrópoli gastronómica y se saborea a través de sus platillos. La combinación de aromas, colores, texturas permiten adentrarte en su rica tradición culinaria.
Los mercados de San Francisco y el Central ofrecen comida típica: el locro, el seco de chivo, la fritada y las empanadas; aguas con frutas frescas; disfrutar de café de altura, cacao y chocolates, además de dulces a base de miel. Los amantes de la cerveza, deben visitar el Convento de San Francisco, donde surgió la fábrica de cervecería más antigua de América.
La aventura por Quito pasa por sus parques urbanos, zonas montañosas y volcánicas. Dentro de esta extraordinaria biodiversidad, la ciudad de Quito y su zona metropolitana tiene un animal emblemático: el Oso de Anteojos; en el mundo hay 8 especies de osos, una de ellas vive aquí y es única en Sudamérica. Quito es un ejemplo del esfuerzo por equilibrar la presencia humana, el desarrollo urbano y la biodiversidad.