El patrimonio intangible forma parte de cada pueblo de Costa Rica y se manifiesta hoy en vivo. Las leyendas, las historias, tradiciones, las fiestas, música, entre otras.
A veces despreciado o poco valorado , este capital intangible puede resultar un elemento persuasivo para desarrollar planes integrales de marketing turístico, basados en leyendas y mitos y que pueden llegar a tener impacto nacional e internacional con consecuencias financieras en ocasiones millonarias. Se crea demanda a partir de una experiencia con originalidad y exclusividad, que el producto (el destino), sea capaz de despertar en el consumidor (el turista), esa poderosa expectativa que va a experimentar, algo que no se puede encontrar en ningún otro lugar.
A partir de la Convención firmada el 17 de octubre del 2003 en la sede de la UNESCO en París , para la salvaguardia del patrimonio inmaterial, son considerados “patrimonio cultural mundial”: aquellas formas de expresión populares y tradicionales, tales como las lenguas, la literatura oral, la música, la danza, los juegos, la mitología, los rituales, las costumbres o las técnicas artesanales; así como los espacios culturales; lugares que concentran actividades culturales populares y tradicionales (sitios donde se congrega el público ante los narradores, donde se celebran los rituales, plazas de mercados, festivales, etc.); y espacios asociados a un ritmo temporal que hace que un determinado acto se reproduzca regularmente (rituales cotidianos, procesiones anuales, narraciones orales).
La leyenda del volcán Arenal según la cosmovisión Maleku
Hace tres años los dueños del Hotel Montaña de Fuego se acercaron al Palenque Tonjibe con un gran sueño: realizar una alianza con miembros del palenque para crear en conjunto un espacio turístico que representara y que permitiera rescatar el patrimonio cultural ancestral de este pueblo originario, dando la oportunidad a las familias de vender sus artesanías y compartir su cosmovisión con los visitantes.
A través de la búsqueda y como un proyecto personal, Stephanie Villegas, Directora de Mercadeo, incentivó a Fil Álvarez (Maleku y colaborar de la compañía) a buscar con los ancianos del palenque narraciones que les permitiera acercarse más a su cosmovisión.
Finalmente, lograron recopilar la leyenda del Volcán Arenal, la cual fue narrada por una anciana Maleku y traducida al español por su nieto Fil Álvarez.
"Creemos fielmente que esa parte mística y manifestación cultural es un elemento que le dará un gran aporte al destino. Esta recopilación puede provocar que el volcán Arenal pase de ser solo un atractivo natural, a formar parte también de la cultura viva de Costa Rica. En el mundo tenemos grandes leyendas y mitos que ligados con la mercadotecnia puede ser detonantes del turismo cultural. Un gran ejemplo: la leyenda de Dracula en Rumanía, Romeo y Julieta etc.", comentó Stephanie Villegas, Directora de Mercadeo de Montaña de Fuego Resort & Spa.
La historia de un pueblo, lo engrandece
Los Maleku, o también conocidos como Los Guatusos, son una etnia amerindia localizada actualmente en los cantones de Guatusos y San Carlos . Este pueblo originario conserva sus rasgos físicos y culturales. A pesar de ser uno de los grupos indígenas más pequeños del país, conformado por 600 personas, presentan tradiciones arraigadas y el 70% de población habla su lengua malecuuhaica.
Antes de la colonización española, su territorio se extendía hacia el norte e incluyó al Lago de Cote, Río Celeste , y las faldas del volcán Arenal, sitios sagrados para los Maleku.
Volcán Arenal tierra sagrada de los Malekus, hoy, mañana, y por siempre
Narrada por: Anciana Maleku | Traducida por: Fil Alvares Elizondo (Maleku)
Cuenta la leyenda Maleku que “Tocú laca” era uno de los lugares donde habitaba su dios. Cada vez que el majestuoso volcán emanaba fumarolas, Tocú estaba mostrando su dominio y poder a través del fuego del magma. En sus alrededores los Maleku se asentaron para vivir cerca de la casa de Tocú, la tierra del fuego sagrado y mantener su furia apagada.
La tribu se reunía a las faldas del coloso para suplicar protección, fortaleza y sabiduría, con ofrendas de cacao rendían culto al soberano para evitar su ira. No cualquiera alcanzaba escalar sus faldas, solo quien tuviera el manto podría acceder al lugar sagrado. Aquel que estuviera dispuesto a llegar a las entrañas, tendría que cubrir su cuerpo de barro volcánico y aceite, para teñir su piel y obtener la fortaleza de Tocú. Debía solicitar el permiso de los ancianos, pero, no de cualquiera, debía ser aquel que mantuviera la devoción total a Tocú y su sabiduría intacta. Solo el decidiría si aquella persona podía aproximarse a lo más profundo y denso del bosque de la tierra sagrada.
Los ancianos interpretaban los mensajes que Tocú enviaba con cada estruendo del volcán Arenal y los trasmitían al pueblo. Las coladas de lava traían consigo mensajes que advertían de algún acontecimiento que sucedería, o recordaban algo que estaba pasando y la aldea no podía percibir. El gran creador exigía respeto y devoción a la tierra sagrada, a cambio de su protección en todo momento y lugar.
Un día, a sus tierras llegaron forasteros que invadieron y trajeron consigo la destrucción del bosque y la maldición para el pueblo. Los Malekus huyeron para salvar sus vidas a tierras altas y lejanas. Al ver Tocú que los tiempos de paz y armonía se habían alterado, manifestó su ira con una erupción de fuego, gases y rocas, que provocaron la muerte de personas que merodeaban la tierra regida por el soberano.
Al llegar tal desgracia a oídos de los Malekus, la tribu se postró y con el cajúli en mano imploraron al creador una, y otra vez, que no extendiera la ira sobre el hombre. La ira no se detuvo. Uno de los sabios ancianos tomó a una criatura que no sobrepasaba los 4 años, lo alzó diciendo estas palabras: “este es tu discípulo, te pertenece, no extiendas tu ira que aquí está tu discípulo, tómalo, es tuyo” minutos después el volcán dejó de hacer erupción, y la calma volvió.
El pueblo envió un mensaje a los no Malekus diciéndole, “no hagan que la ira de Tocú vuelva a extenderse sobre la tierra, pueden ir en paz”. Meses después el discípulo entregado a Tocú falleció, y mora hoy en día en el seno de Tocú. Desde aquel entonces “Tocú laca” permanece en calma. Se dice que solo los Maleku pueden pedir por su tranquilidad.
Los ancianos Maleku, saben desde antes que muy pronto han de dejar la tierra y de antemano aconsejan a sus familias y les dicen que en dirección a “Tocú laca” deben orientar su cabeza, para así poder vigilar y descansar junto a Tocú en su bosque sagrado.
Los ancianos dejaron dicho, amigos esto es nuestra filosofía para ver a todos como hermanos a aquellos que no son nuestra sangre y así no generar conflictos entre ellos y nosotros. Todos somos iguales, ninguno es diferentes, ya que todos somos iguales, algunas son mujeres y otros somos varones, pero todos somos iguales ya que todos tenemos cabeza, nariz, orejas, pies, rodillas, ojos, todos somos iguales, no importa de dónde venga, no importa su color de piel, no importa el color de sus ojos, no importa el idioma que hables porque todos somos iguales.
La única diferencia entre ustedes y nosotros está en la forma en como pensamos y lo que sentimos con el corazón, por lo demás, todos somos iguales.
Stephanie Villegas / Montaña de Fuego Resort & Spa
Fotos cortesía: Montaña de Fuego Resort & Spa