Durante los meses de setiembre, octubre y noviembre en los cielos del Caribe se observa uno de los fenómenos naturales de la fauna costarricense, quizás igual de sorprendente que el avistamiento de ballenas jorobadas o la arribada de algunas especies de tortugas: la migración de aves rapaces, cuyo pico más alto ocurre la segunda quincena del mes de octubre.
El Instituto Costarricense de Turismo (ICT), invita a los turistas nacionales y extranjeros a mirar hacia el cielo en las llanuras caribeñas de Costa Rica, ya que es posible ver a simple vista si se enfoca la visión, el impresionante espectáculo de migración de más de tres millones de aves como gavilanes, elanios, halcones, águilas pescadoras, zopilotes de cabeza roja que cruzan el país durante este periodo migratorio, un fenómeno descrito por los naturalistas como “ríos de aves”.
“En Costa Rica ocurre la segunda migración de rapaces más grande del mundo y la primera en concentración de halcón peregrino. Una migración se define como aquellos movimientos periódicos de zonas reproductivas a zonas no reproductivas. Hasta este momento se han registrado 74 especies de rapaces en nuestro país y en la llamada migración de otoño se registra el paso de hasta 17 especies. En los picos de migración a mediados de octubre se pueden observar hasta 500 mil individuos en un solo día” explicó Pablo Camacho, experto y vocero de Fundacion de Aves Rapaces.
Camacho agregó que Costa Rica es uno de los cinco sitios en el mundo con migración de más de un millón de aves rapaces por temporada, en los cuales se incluye siendo Kèköldi (Caribe) como el sitio más emblemático, además de Veracruz en México, Cerro Ancón en Panamá, Eilat en Israel y Batumi en la República de Georgia.
Por el territorio indígena Kèköldi (Puerto Viejo de Talamanca) y sobre una de las principales torres de observación de aves se estima pasan más de unas diecisiete de éstas especies, en su búsqueda de sitios para pasar el invierno. Esto es así, debido al singular hecho de que en esta zona, se crea una especie de embudo formando condiciones naturales que concentra y desvía el paso de aves rapaces provenientes de Norteamérica y las obliga a pasar por esa estrecha franja geográfica.
Según los expertos, la mayoría de las especies de rapaces migratorias necesitan temperaturas altas y vientos propicios para migrar haciendo un mínimo uso de sus reservas de energía, y esto las obliga a sobrevolar siempre las zonas de tierra caliente, en las regiones cercanas a la costa. También, es un lugar importante porque durante el día el aire de la planicie se calienta con la radiación solar y empieza a subir en forma de remolinos, conocidas como corrientes termales; este factor es aprovechado perfectamente por las aves que utilizan tales corrientes para elevarse y avanzar con muy poco esfuerzo, a manera de veleros impulsados por el viento en mar abierto.
Las aves rapaces son extremadamente indispensables para los ecosistemas, por su función como depredador tope en la cadena. Se ausencia denota un ecosistema desequilibrado, según detallan los investigadores.
Como parte del desarrollo de la Ruta Nacional de Aves y la promoción de la observación de aves, el ICT lanzó esta semana el folleto informativo “Peregrinaje de Rapaces” en el marco de este impresionante fenómeno de la naturaleza.
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