Los turistas volverán a viajar, pero serán más exigentes con la higienización.
Después de este aislamiento provocado por la declaración de Emergencia de Salud Pública de Alcance Internacional por la OMS, viviremos durante unos meses, quizás unos pocos años, un distanciamiento social que nos va a mantener a cierta distancia, incluso de nuestros amigos y familiares.
La actividad turística es una de las más perjudicadas por esta crisis, pasarán tres o cuatro años para volver a los niveles turísticos anteriores. Muchos analistas vaticinan que el turismo corporativo será el que mejor y antes se recupere, no así el turismo de grupos y de cruceros, precisamente por ese distanciamiento social que nos acompañará durante un tiempo.
Las líneas aéreas tendrán que mejorar sus procedimientos de higienización para generar confianza entre los pasajeros. Es probable que durante los primeros meses veamos aviones con capacidad limitada, dejando libres un asiento entre pasajeros.
Los hoteles deberán transmitir la sensación de limpieza extrema, y cumplir con las medidas nuevas de seguridad sanitaria, incluso certificarse en desinfección o crear espacios y habitaciones <<free-virus>> como el Hotel Westin Houston Medical Center, el primer y único hotel en los EE. UU. que utiliza robots de amplio espectro para la desinfección rápida de las distintas áreas, la misma tecnología que utilizan en los hospitales. Una medida que además ha sido reformada por el empleo de productos de desinfección de grado hospitalario.
Se eliminan todos los elementos no esenciales de las habitaciones como: revistas, colchas, almohadas decorativas… para garantizar un ambiente continuamente limpio y desinfectado.
Westin también ha creado ofertas de alimentos y bebidas que estimulan el sistema inmunitario: antioxidantes, vitaminas, probióticos y prebióticos que garanticen la salud continua.
El servicio de Buffet de los hoteles y restaurantes es posible que tenga que ser reestructurado o sustituido por el servicio tradicional de mesa. Durante los primeros meses, después de la cuarentena, muchos clientes verán con desconfianza la exposición medioambiental de los productos.
Una alternativa a los buffets y comedores del hotel será el room service. Si a las posibles limitaciones de aforo en los comedores para evitar contagios, se suma la inseguridad de los propios clientes, probablemente muchos preferirán desayunar o comer en su misma habitación. Los hoteleros deberán reforzar este servicio e incluso algunas cadenas ya estarán pensando en la incorporación de <<robot butlers>> que puedan servir a los clientes una comida, o cualquier otro objeto que necesiten, como los YO2D2 que ya utiliza la cadena hotelera YOTEL en Boston, Nueva York y Singapur o en el Hotel Henn-na en Nagasaki.
El futuro de los bares y restaurantes es aún más incierto, muchos de ellos son pequeños negocios familiares, incluso algunos no volverán abrir sus puertas. Este sector se caracteriza en muchos países por una fuerte atomización. Algunos podrán indagar en la posibilidad de desarrollar un servicio delivery o de perfeccionarlo si ya lo venían haciendo. En los próximos meses será difícil volver a ver los bares llenos de clientes, lo que antes del coronavirus nos atraía, ahora será un rechazo por el distanciamiento social.
En cualquier caso, esta crisis ha parado el mundo, pero no las ganas de vivir y disfrutar de la vida.
JOSÉ Mª VALLEJO HERRERA
Profesor Escuela Superior de Gastronomía y Hostelería de Toledo. ESPAÑA